“Un estómago vacío hace propicia la violencia”, dice el padre Daniel Saldarriaga

Por Guillermo Romero
Salamanca.

De lunes a sábado, desde muy temprano, en la calle 19 A No.
32-50 de Bogotá, las personas se cruzan milimétricamente entre cajones, bultos
y cajas; mientras unos cargan camiones, otros descargan todo tipo de alimentos.
Es la sede del Banco de Alimentos
que entrega cada año unas 14 mil
toneladas
y que beneficia a más de
300 mil personas
.

Toda la operación la coordina el sacerdote diocesano Daniel Saldarriaga. Tiene la agilidad
de un equilibrista para moverse por entre vehículos, asistentes, estudiantes
que hacen sus prácticas, cajones, bultos de papa o auxiliares que recogen los
pedidos.

Mientras contesta un celular, el otro le repica y su
secretaria le dice que tiene otra llamada de una fundación.

El padre, además de su trabajo con el Banco, atiende su feligresía
en la parroquia de San Maximiliano Kolbe,
al norte de la ciudad.

Nació en Medellín el 28 de marzo de 1964. Realizó estudios
de Filosofía y Teología en el Seminario Conciliar de Bogotá. Fue ordenado
Sacerdote el 25 de noviembre de 1989 por el Emmo. Señor Cardenal Mario Revollo
Bravo, para el servicio de la Arquidiócesis de Bogotá.

Padre, ¿por qué se
nos hace tan difícil dar, donar, regalar al necesitado?

Porque el corazón de los seres humanos por naturaleza es
egoísta, el corazón de los seres humanos por cosa de la cultura es capaz de ser
acumulador, porque el corazón de los seres humanos a veces no ha experimentado
suficientemente bien la alegría de saber dar, el que es capaz de dar, el que es
capaz de compartir, el que es capaz de desprenderse, el que es capaz de
entregar, incluso lo mejor de sí, experimenta tal alegría que siente de verdad,
que su ser, que su realidad, lo hace más grande de lo que él se imagina que
puede ser.

¿Cuándo está comiendo
en qué piensa?

Nosotros los seres humanos cuando estamos comiendo, pensamos
en muchas cosas, generalmente la mesa es el lugar más apropiado para expresar
sentimientos y para comunicar la gratitud que sentimos. Qué bueno valorar y
apreciar los que nos sirven; qué bueno darle gracias a Dios, porque tenemos la
posibilidad de sentarnos a la mesa; qué bueno pensar en que nosotros con lo que
tenemos podemos satisfacer nuestras necesidades, pero nos corresponde también
pensar, en cuantos no tienen la mesa, y cuantos no tienen qué poner en la mesa
y cuantos no tienen para compartir, a pesar de que pueden tener más hambre que
nosotros.

¿Cada día se ve a más
personas bendecir los alimentos antes de consumirlos?

Una antigua tradición indica que vale la pena dar gracias a
Dios por lo que nos vamos a comer, porque Dios es el que ha provisto todo lo
necesario para que encontremos lo que nos hace falta y poder reconocer que Él
ha hecho posible que tengamos la salud y que tengamos algo que comer.

¿Es difícil dar
gracias?

Dar gracias es propio de alguien que tiene una capacidad de
relación con Dios, seguramente esta palabra no aparece en el diccionario, pero
es una palabra fundamental para saber vivir en comunidad. Se nos dificultará
dar gracias cuando no nos enseñan a valorar y apreciar y cuando no nos enseñan
hacer agradecidos.

¿El hambre no tiene
religión?

Al Cardenal Pedro Rubiano, cuando le presentábamos informes
sobre cómo íbamos con el Banco de Alimentos, hace unos años le dijimos que
algunos pastores evangélicos estaban viniendo porque atendían de manera
especial a habitantes de la calle y a población fármaco dependiente, alguien en
la junta dijo: Qué bueno que estemos ayudando a estos no católicos- y el
Cardenal dijo: -Es que el hambre no tiene religión- y desde ahí nosotros
venimos haciendo el esfuerzo. Calculamos que el 30% de los que se benefician
con nuestro Banco de Alimentos son no católicos.

¿Ha llorado padre
Daniel?

A veces me emociono cuando veo tanta generosidad de tantas
personas y cuando veo tanta bondad en personas que sin tener nada, viven con
tanta alegría y con la capacidad de darse. 
A veces me llena de dolor, ver las tristezas que tienen algunas personas
cuando me cuentan sus situaciones, fueron al médico y lo que encontró el médico
es muy grave, acaban de darse cuenta que ha muerto su mamá o a muerto un hijo y
sentir que se me acercan, a mí que soy Sacerdote con estas experiencias.

¿Se acabó la caridad
y se volvió a la responsabilidad social?

Muchas empresas hacen las cosas cuando ya son obligación.
Pero la realidad, es que la mayoría de las empresas grandes de este país y del
mundo, que han estado en manos de personas y de familias que tuvieron la
oportunidad de ver crecer sus capitales y generando progreso a su país y a su
alrededor. En ese momento, ayudar era algo que tenía que ver con la caridad, y
la caridad es más lo que dicta el amor que le tenemos a Dios, como expresión de
gratitud por lo que de Él recibimos y lo que Él nos confía a entregar en
proporción a lo que de pronto somos capaces de dar. La caridad se convierte en
responsabilidad social, cuando los que toman las decisiones de hacer las cosas
buenas en las empresas, por fuera de entregarles los informes a los accionistas
o de mantener toda la calidad que hay que garantizar en la organización, hacen
cosas en nombre de la empresa para hacer cada vez mejor el bien a los próximos.

¿El hambre va ligada
al trabajo?

El hambre no está ausente de los seres humanos, nunca. Lo
que pasa, es que hambre es la experiencia que vive alguien que no tiene acceso
al alimento. Los que trabajamos nos cansamos y decía Juan Pablo II –El que no
trabaja que no coma– pero el hambre, es una experiencia que a veces vivimos y
que nos obliga a sentir la necesidad de ese alimento y para poder comer lo que
nos gusta, lo que nos agrada con el fruto de nuestro trabajo, es lo más
dignificante.

Esta es una de las cosas que nos preocupan de nuestra labor,
que lo que hacemos nosotros hoy con los que ayudamos, lo queremos hacer de
manera transitoria, esperamos que algún día no tengan necesidad de recibir lo
que nosotros les brindamos, sino que adquieran lo que a ellos más les gusta.

Y por lado, que en la medida que van recibiendo nuestra
ayuda, estén interesados en modificar sus hábitos de alimentación.

¿Se perdona robar
para comer?

Pues algunos códices antiguos de alguna manera permitían.
Además, el instinto de los seres humanos es muy bravo, para una mamá que no
tiene que darles a sus hijos, para un papá que sabe que sus hijos están
llorando y no puede ayudarlos, a veces robar es la última de las opciones que
se le presenta. El robo y el dolor en un pueblo como el nuestro, es que robamos
de manera muy fácil y nos acostumbramos a vivir de robar y robar es un arte en
el que hay los de sexto nivel, puede ser el nivel más alto robando y no les
pasa nada, cuando más, se castiga con casa por cárcel y los que roban porque de
pronto sacan un plátano o algunos calditos de un supermercado, ya hemos visto
que a esos si se le aplica la Ley y terminan en las cárceles.

¿Qué penitencia les
impone el confesionario a los que se acusan por la gula?

La gula es una tentación y es una situación complicada
nosotros los seres humanos, a veces comemos para estar bien, comemos para
satisfacer las necesidades y hacer una ingesta de alimentos, qué ojalá tenga en
5 momentos del día tenga frutas y verduras frescas, pero cuando hay gente
ociosa y que come de gula yo suelo animarlos a pensar en compartir y pensar en
ayudar y darse cuenta que si le produce dolor la gula, que sienta la alegría de
ver que puede hacer algo mejor con los que lo necesitan.

¿De qué no se
confiesan los colombianos?

De pronto no nos estamos confesando de que botamos comida,
de pronto no nos estamos confesando de que tratamos mal a las personas, de
pronto no nos estamos confesando de que tenemos dificultad para reconocer el
dolor y la necesidad de los otros, sabiendo que en nuestras manos está poderles
ayudar.

¿Un estómago vacío es
un mal consejero?

Más que un mal consejero un estómago vacío, es el que hace
propicio la violencia, el tener a veces en el corazón sentimientos no tan
santos y es el que hace que puedan surgir muchas de las enfermedades. Parece
que el problema más grave que hoy aqueja a la humanidad y que le trae más
muertes, es el hambre.

¿La cuenta del Banco
de Alimentos está en superávit?

La cuenta del Banco de Alimentos está en superávit por
bondad de Dios, queremos manejarla para que nunca falte y queremos agotarla y
acabar con todo, porque estamos seguros de que el Señor Jesús no nos dejará
solos. El más grande socio y el mejor accionista que hoy tiene el Banco de
Alimentos se llama la Divina Providencia.

¿Qué les dice a quienes
desperdician la comida?

Yo quiero que los que desperdician comida piensen, porque el
desperdicio se volvió algo normal, tan normal como que ya las medias tienen un
rotico y nadie las remienda, las botan, ya vemos que un bolsillo de un pantalón
se rompió y ya teníamos ese pantalón roto por muchos años y nadie lo remienda,
vemos que se desportilló un poquito el plato, el pocillo, ya nadie lo sigue
utilizando y se bota.

¿Algún día disminuirá
el hambre en el mundo?

Es muy fácil acabar con el hambre en el mundo, yo creo que
es el problema más sencillo es el primero de los objetivos de sostenibilidad
acabar con el hambre, lo que pasa es que las voluntades en medio de un mundo
tan ambicioso y egoísta hace que esto sea difícil y que en esto todavía nos
demoremos.

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